Un cuento de TERROR de Horacio Quiroga
Las moscas tiene un subtítulo que dice: Réplica de “El hombre muerto”, se llama así, por tener el mismo tema y parecido tratamiento que el cuento anterior. En las moscas se ve la maestría y experiencia que adquirió Quiroga con el paso del tiempo.
El personaje con la columna quebrada reposa junto a un tronco y espera la muerte. ¿Cuántos segundos demora una persona en morir? El tiempo se dilata en reflexiones mientras espera lo inevitable con conocimiento de causa. Sin posibilidad de lucha. Igual que en El hombre que muere, con naturalidad acepta el destino que le ha tocado.
Las moscas tiene una serie de imágenes muy poéticas que embellecen el relato. Este es un relato que nos muestra las últimas imágenes de la vida de un hombre, nos cuenta sus últimos pensamientos.
Las moscas verdes de rastreo huelen la muerte del personaje, huelen el futuro. El cuento tiene un zumbido perpetuo que produce tensión, la tensión de que lleguen las moscas. El lector mantiene la esperanza de que se pueda salvar aquel hombre del que no sabe nada.
Al final de ambos relatos el narrador juega con la idea de desdoblamiento y el efecto que puede producir la muerte por medio de un recurso técnico-narrativo, tal como lo hace en otro de sus cuentos memorables: A la deriva. Son muchos los relatos de Quiroga que dan muestra de su relación con la muerte, tan cercana y presente durante toda su vida. Estos dos relatos me hacen preguntar qué es lo que pensaría Horacio Quiroga, el 19 de febrero de 1937 antes de tomar el cianuro que le quitaría la vida.
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