6 microcuentos cyberpunk para leer en domingo

mujer cyborg

El género cyberpunk, con sus futuros distópicos y tecnología desbordante, sigue cautivando a lectores de todo el mundo. Aquí te presentamos 6 microcuentos cyberpunk creados en nuestro taller de escritura creativa, ideales para reflexionar este domingo.

Si te gusta la ciencia ficción, te invito a ver nuestra revista especializada en ci-fi: Revista Cactus Pink.


El cementerio de Collab

Isabel Tamayo & Carlos Arellano

Un día el niño le preguntó a su robot: ¿Tienes amigos como tú? No, respondió el robot, nunca he visto a uno de los míos. El niño, apenado, agachó la cabeza. De pronto, una idea iluminó su rostro y dijo: siempre que quiero ver a mis amigos voy al parque, tal vez hay un parque de robots. En la noche, a la hora de la cena, el niño preguntó a su padre: ¿existe algún parque de robots? El padre, alzando apenas la vista, respondió monótono: en las afueras de la ciudad. Al día siguiente, niño y robot, se dirigieron al sitio indicado. Al pasar por un prado, ya fuera de la ciudad, el niño recogió algunas flores amarillas. ¿Para qué es eso?, preguntó el robot. Es para tus amigos, respondió el niño, es un regalo. Al no recibir respuesta, el niño preguntó a su robot ¿Qué te pasa? Y el robot, sin hacer sonido alguno, señaló hacia adelante con su dedo mecánico. Frente a ellos se abrió un campo de latas apiñadas en torres, metal oxidado cubierto de hierbajos y circuitos, y aceite quemado que ennegrecía la tierra. ¿Es este el parque? Dijo el niño con la boca abierta. No,  dijo el robot, es un cementerio. Y sin saber cómo, el niño se vio solo, en medio de la hojalata oscura. Depositó las flores en el suelo y volvió a su casa bajo el cielo gris.


Resistencia Cyborg

Víctor Cabezas & Paola Orellana

N95 huye despavorido en su biomoto, traspasa la tóxica niebla azul. Los reflejos púrpuras  de los avisos publicitarios se filtran en sus ojos.  Esquiva los semáforos en rojo, sin embargo, los tres autos negros que lo persiguen están a pocas cuadras de él. El tablero de su biomoto, comienza a titilar y aparece un mensaje en la pantalla «energía a punto de terminarse». Del techo de los autos negros, salen tres máquinas que sobrevuelan en el cielo, iluminan cada rincón de la ciudad para encontrar al fugitivo. N95, ingresa en un callejón oscuro. Con su dedo índice presiona un botón verde en su casco. Tres pantallas se reflejan ante él.  En el primer cuadro: una sombra cruza frente a N95 y le hace perder el equilibrio, cae de la moto y es apresado por las fuerzas del orden.  En la segunda imagen: N95 se enfrenta a sus captores y muere abatido en media calle. En la tercera imagen: choca contra un camión de carga y se incendia.   

Las sirenas alertan la llegada de sus perseguidores. Las máquinas en el aire están a unos metros. N95 activa un botón amarillo y tres hologramas se despliegan; la energía de la biomoto los mantendrá activos por diez minutos. Del callejón oscuro salen tres biomotos a toda velocidad. Los autos negros aceleran y las máquinas siguen a los señuelos.

N95 sale del callejón y corre por los rincones sin luz de la calle. Su misión es llegar al galpón abandonado. Al estar cerca, un letrero gigante tirado en el piso con letras borrosas muestra «Resistencia Cyborg». N95 saca un mini disco duro externo y camina sonriente. Su confianza de estar en un lugar seguro, no le permitió ver el ataque de un desconocido que lo tumba al suelo. El circuito interno, advierte de un desperfecto en su lado orgánico, de donde se desprende un líquido rojo. «XM16» decía la placa de su atacante, fue lo último que logró ver antes de morir bajo la puerta gigante de madera del galpón. Pocos segundos después se abre esta puerta y XM16 toma rápido el mini disco duro externo, para luego, mezclarse entre la multitud de cyborg que están ahí para comprar partes robóticas que reemplazarán lo que les queda de cuerpo humano. Logra escapar por el área de camas  de los ciborg que están en su lecho de muerte.

XM16 se mezcla con la niebla azul en las calles oscuras de la ciudad. Ingresa a un edificio y en su domicilio, en medio de un cuarto iluminado por la bioluna, un niño cyborg respira con dificultad. Sus signos vitales se pierden poco a poco. Xm16 corre hacia su hijo, abre su pecho y coloca el mini disco duro. El cuerpo del niño empieza a recuperar la energía que le salva de su agonía. 


Prótesis Troyana

Cynthia Herrera & Alex Sotomayor

En el año 2300 en Cuba, Roberto transitaba por los suburbios en busca de una prótesis para su tobillo. Había reunido las suficientes criptomonedas como pago de un ataque DoS, en el que usando varios bots pudo saturar por varios minutos los servidores periféricos de Troyan Spectator, obligándolos a reiniciar todo el sistema de esa área. Troyan Spectator había dividido La Habana en dos: La Habana del Este y La Habana Vieja. El monitoreo de personas ubicadas en La Habana del Este era riguroso, puesto que ahí habitaban las personas más jóvenes, emprendedoras y productivas; las cuales creaban nuevas líneas de negocio para Troyan. Mientras que el monitoreo fue descartado en La Habana Vieja, pues ahí vivían “los desechables”, personas de tercera edad que por su incapacidad física y mental, ya no servían más en la sociedad. 

Roberto, apenas tenía 79 años cuando lo desemplearon, pues había perdido parte de su pierna cuando el fallo en la inteligencia artificial de un coche autónomo no leyó la frecuencia emitida por su chip de monitoreo y lo arrolló. Los abogados de Troyan alegaron que una de las obligaciones del monitoreado es pagar a tiempo la cuota y permitir el acceso constante a los datos biométricos, entonces si se incumple con estos requisitos, Troyan no tendría que indemnizar daño alguno. Por su parte, Roberto no intentó defenderse, la administración de justicia en Cuba la ejercía Justiceforall una empresa de un grupo económico aliado de Troyan. Por lo que con una prótesis de madera casera, se las arreglaría para moverse; de todos modos, por su edad, ya no vivía más en La Habana del Este. 

Con las criptomonedas en su cuenta, Roberto cojeó con dolor hasta su pequeño cuarto, prendió medio cigarrillo y lo fumó mientras recordaba con tristeza aquella época en la que existía la ilusión de democracia. Ahora, su realidad en La Habana Vieja, era vivir en un ancianato comunitario, en donde la mayoría de personas había perdido alguna extremidad u órgano. Ernesto, su compañero de cuarto, había escuchado que en algún lugar de los suburbios, ciertos biomédicos transplantaban prótesis que estaban fuera de la jurisdicción de Trojan. Los médicos profanaban tumbas de Cyborgs que habían muerto recientemente, esto para que la carne de la parte humana no estuviese del todo descompuesta y para que la parte electrónica no tuviese demasiados circuitos que reemplazar. El día después de su operación y con una modificación invasiva en su cuerpo, Roberto volvió a sentirse como en los días de juventud, con estas modificaciones sentía que lograba correr como un atleta de maratón. La prótesis electrónica se conectaba con su médula espinal, por lo que ésta estimulaba todo su cuerpo, por primera vez en su vida sentía lo que era ser un cyborg, pero a diferencia del resto este había conservado su identidad digital de manera privada. 

Aquel día, mientras Roberto daba un paseo en el centro de La Habana, empezó a sentirse mareado, sus piernas se entumecieron y su presión sanguínea estaba al máximo. Empezó a balbucear palabras sin sentido y la prótesis biónica estaba sobrecalentada. Cuando recuperó el dominio para hablar, miró su pierna y dijo en voz alta: Roberto Castro, por el delito de hackeo de prótesis, Troyan ha ingresado con éxito a tu sistema nervioso.


Ciborg de emergencia 3D4C

Beatriz Lupera & Grace Vásquez

En las frías salas del Hospital Central se escuchan las sirenas de las ambulancias que transportan a miles de víctimas de la masiva intoxicación que afronta la ciudad.  El Ciborg de Emergencias 3D4C, se activa con la alerta, procede a vaciar en sus inyectores las últimas gotas del Hidróxido de Cloro, única alternativa de curación aprobada por el Comité.

El grupo de cerebros electrónicos que conforman El Comité, investiga, produce y distribuye las soluciones químicas a los problemas de salud pública. Diagnostica y reglamenta la selección de los beneficiarios de sus tratamientos.  Mucho tienen que ver con la capacidad económica del paciente, aunque el hospital lo niega rotundamente. La disponibilidad de la solución, se reduce al sobrante de la emergencia de  dos años atrás;   esta semana se reinició el proceso de producción, pero no ha podido utilizarse. El veneno responsable de la intoxicación ha sido descubierto en las fuentes del agua potable.

El Ciborg 3D4C se dirige a la sala de emergencias.  Sacudidos por fuertes convulsiones y una semi inconsciencia registra dos pacientes, el primero es el Alcalde de la ciudad y enseguida, una joven mujer que viene acompañada por tres niños.  Las órdenes que recibe del Comité le instruyen aplicar sus inyectores salvadores al primer enfermo.  Ciborg de Emergencias duda, ha identificado genéticamente a la joven mujer como madre de los pequeños humanos. Su experiencia de 10 años en situaciones similares, le advierten que hay ocasiones en que las órdenes que recibe del Comité no se ajustan a las normas de conducta con las que fue programado. Decide salvar a la mujer. 

La voz mecánica de los altoparlantes, urge al Ciborg de Emergencias 3D4C a presentarse en la Dirección del Hospital. Él sabe que ha llegado su fin, retorna pacíficamente por el largo pasillo, su rostro metálico, recubierto de polietileno, dibuja una leve sonrisa.


MOTHALLAH

Marcelo Chávez & Esteban Nicolalde

La explosión química ha dejado a la Metrópoli Sigma en permanente oscuridad y cubierta por una niebla asfixiante. La atmósfera contaminada por gases tóxicos, atormenta a sus habitantes que se han obligado a usar máscaras antigases y llevar en sus espaldas pequeños tanques de oxígeno. Las consecuencias son inmediatas. Hombres caen desplomados, otros emanan sangre de sus oídos, muchos muestran los ojos hinchados o la piel irritada. Los hospitales reportan que las mujeres dan a luz niños que nacen con mutaciones o sufren abortos espontáneos y según las estadísticas, la natalidad decrece cada vez más. 

La ciudad espacial Mothallah llevará a cabo un segundo ataque aéreo masivo e inminente que aniquilará a la mayor parte de la población, en busca de establecer una colonia en tierra para sus humanoides y crear un nuevo orden basado en las directrices del Comité. 

En tierra, dentro de la Metrópoli Sigma, en un enclave protegido por un ejército de drones programados para detectar movimientos ante cualquier aproximación intrusa en la densa oscuridad que lo invade todo, están las torres bioclimáticas, en las cuales viven la mayoría de los funcionarios de la ciudad acosada, refugiados en bunkers provistos de comida y agua, listos para un eventual escape a través de túneles.

El ulular de sirenas, anuncian la llegada del ataque. Estallan las bombas que expelen gases tóxicos y cubren el aire con un color rojo intenso, que contrasta con el azul de las torres del complejo cerrado que son atacadas y arden en llamas. Rayos láser se entrecruzan en el cielo, caen vehículos espaciales, bajo el fuego del sistema de defensa antiaéreo. Las ambulancias y los carros de bomberos no se abastecen en prestar la atención necesitada.  Los atacantes de la ciudad satélite son superiores en número y tecnología. Al caer de la tarde, uno a uno los bastiones de defensa se rinden. Solo se escuchan lamentos y confusión de gente atropellándose por escapar.  

Los atacantes de la ciudad satélite Mothallah finalmente han logrado hacerse de la Metrópolis Sigma. Los sobrevivientes serán convertidos en esclavos y sus hijos pasaran a formar parte del programa de experimentos de mutantes para albergar en sus cuerpos a los seres recién llegados. La nueva jerarquía lo tiene todo dispuesto.

El general Procyon, responsable de la defensa de la ciudad Metrópoli Sigma, se lleva la mano al rostro, se mira pálido y tembloroso. Mira las pantallas de las cámaras de vigilancia conectadas a la gran plaza de acceso. Advierte gente agolpándose a las entradas del bunker pugnando por ingresar, ve a un padre que cae de rodillas con su hijo y cree reconocer en ellos a su hijo y nieto.  Levanta el dispositivo que cubre el botón rojo, con su dedo índice lo mantiene presionado por 30 segundos. Ahora, la ciudad ya no será de nadie.


Congelado

Mayra Lema & Francisco Carvajal

Una luz intensa y enceguecedora llenó mis ojos; junto a mí reconozco una pared de color verdoso, siento mi lengua congelada y mis manos inmóviles, tumbado en la cama alcanzo a mirar mis propias piernas que no responden a mi cerebro. 

Poco a poco germina una gota, supongo de agua, que cae desde mi frente, me doy cuenta de que empiezo a sentir mi cuerpo y a recordar el frío que me abrumó cuando cerré la cápsula de criogenización. De súbito aparece una sombra «¿qué es esto?» me pregunto «¿una especie de ser humano?» la imagen se hace más nítida, en realidad es una máquina con la forma de una persona conectada a un cerebro encapsulado. 

Quiero escapar pero estoy amarrado, intento observar algo más a mi alrededor pero lo único que veo es a la máquina dando vueltas, los nervios me consumen, hago un ligero movimiento de columna que provoca el quebrantamiento del hielo debajo de mi cuerpo. El sonido hace que la máquina regrese, se acerca presurosa y susurre algo en mi oído con una voz que me sorprende por lo dulce y femenina, me dice: «Jalzu-C4». ¡No entiendo! quiero gritar y preguntarle qué está pasando, pero una vez más la miro recorrer la habitación apurada, hasta que con mucha impotencia veo que decide alejarse.

Supongo que después de ello pasaron muchas horas, no lo sé, quizás días, pero recordarlo tampoco importa mucho. «¿Qué me sucede?» por qué me cuestiono de esta manera cosas que antes me eran irrelevantes. Todo cuestionamiento transcurre en mi mente tratando de llenar el vacío hasta que despierto por segunda vez: «Bienvenido al año 6-C4» me dice el ciborg parlante mientras se abren las persianas por completo y una luz intensa invade mi mente. 

Ahora es diferente: hay un cálido ambiente y con alegría descubro que cada parte de mi cuerpo goza de autonomía, sin ataduras ni impedimentos. Me incorporo rápido, ahora sí distingo todo lo que hay en la habitación, aunque lo que llama mi atención es un atrapasueños. ¡No puede ser! Empiezo a sudar, lo recojo de la mesilla ¿qué hace y cómo ha llegado hasta aquí? indago entre mis pensamientos y lo único que recuerdo con claridad son susurros de mi padre y las carcajadas compartidas en la última hora del día.

Trato de encontrar otros objetos que despierten mi memoria, pero no logro conectar con nada. Enseguida el ciborg parlante en tono amigable habla y dice:

-Déjame revisarte

Me quedo inmóvil, como cuando uno juega a las congeladas y espera a que alguien lo descongele, pero es inútil, nadie llegará a salvarme; sigo sin entender la lógica de mi despertar. Ahora al menos puedo caminar de un lado a otro como el ciborg que huyó ante mis dudas, hasta que hago de tripas corazón y refunfuño:

-Revisar ¿revisar qué? 

Torpemente empiezo a gritar: «¿Quién eres?» «¿Dónde estoy?» «¿Me escucha alguien?» Preso de la desesperación camino hacia la puerta y, antes de que pueda abrirla siquiera, ya han llegado por mi.

Tres personas con cerebro encapsulado me sorprenden. Identifico a uno de ellos, es la máquina que el otro día, mes o año, no lo sé, me dijo al oído Jatsu-4 o algo parecido. Intento hacer contacto visual con esa máquina humana a la que, por su voz cautivante, he querido creer que puedo hablarle. ¡Sí! ya saben, una conversación verdadera, donde uno puede decir las cosas con confianza, sabiendo que el otro es capaz también de confesarse ante ti.

No entiendo sus códigos, intento seguir el hilo de lo que se dicen uno al otro, me sorprendo cuando veo que uno de ellos -el más alto- coloca mi atrapasueños en una caja metálica y lo guarda con mucho cuidado. Interpreto que lo hace como evidencia de algo.

Antes de que continúen revisando el resto de las cosas en la habitación, mi máquina humana dice algo e, impertérrita, continúa con su discurso mientras los otros dos se quedan paralizados y enmudecidos. Mi máquina humana termina su intervención, en la que ha mencionado repetidamente “Jalzu-C4”.

Comprendo que me han bautizado con esa especie de código, pero ¿qué sentido tiene? ¿Es así como uno se reconoce en este nuevo mundo? No lo creo, la primera vez que había despertado recuerdo que el ciborg parlante daba la bienvenida a otro ser humano como yo y le ayudaba a salir llamándole Sr. Slintszch o algo así. Esa fue la primera luz que me encegueció. No entiendo nada y solo atino a mirar desafiante al ciborg.

-Ahora comprenderás todo, me dice decididamente.

La luz aparece otra vez en mi mente y de pronto una serie de imágenes se reproducen ante mí. Soy yo vestido con un mandil blanco y una insignia nazi. Soy yo obedeciendo las órdenes de un militar que me pide codificar seres humanos. Soy yo decidiendo el código de cada uno de los judíos destinados a la hoguera o a la esclavitud más miserable. Soy yo huyendo de los rusos, quemando el laboratorio y autocriogenizándome. Soy yo despertando varias veces entre tanto los androides del futuro deciden qué hacer conmigo. Una vez desperté con frío y amarrado, después estaba libre pero codificado. «Ahora lo entiendes» me dice la máquina humana mientras yo hago inútiles intentos de buscar refugio en un rincón del cuarto, pero el androide me persigue y sentencia: «cada hombre debe cumplir con su destino Jalzu-C4», al tiempo que toma mi mano y traspasa una aguja sin conseguir sangrado alguno, solo reconozco el sonido metálico de los cables que me habitan.


Qué es el Cyberpunk

El cyberpunk no solo nos invita a imaginar futuros distópicos dominados por la tecnología, sino también a reflexionar sobre nuestra relación actual con ella. ¿Qué significa ser humano en un mundo donde la inteligencia artificial y las megacorporaciones moldean nuestra existencia? Estos microcuentos cyberpunk son una ventana a ese debate, una exploración de lo que podría ser.

Si quieres profundizar en el género, no te pierdas los textos fundamentales de autores como William Gibson o descubre más sobre las características del cyberpunk en nuestra sección de análisis literario. ¡Mira más recursos para escritores en nuestro Blog!

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